Por Alfredo Oropeza

Dando seguimiento a los estudios de opinión acerca del desempeño del actual gobierno morenista de Naucalpan, se revela que la oportunidad de reelección de la actual alcaldesa es cada vez más lejana.

Lo anterior dado que, desde el primer año de gobierno, hasta la fecha, todas las evaluaciones de opinión pública, sobre la calificación del actual gobierno municipal, han arrojado como resultado que la presidenta municipal de Naucalpan ha sido constante y permanente reprobada en su desempeño, por sus gobernados.

Desde el arranque de su gobierno hasta el día de hoy, toda encuesta seria coloca a la alcaldesa morenista en el sótano de las calificaciones ciudadanas, desde Mitofsky, pasando por Caudae, el Heraldo, Reforma y hasta Massive Caller. Todas las casas encuestadoras coinciden: La alcaldesa y el gobierno morenista de Naucalpan son de los peor evaluados, en el país.

El rango promedio de aprobación ronda entre el 20 al 25 porciento de la población encuestada, contrastado por el rango de desaprobación ciudadana que ronda entre el 75 y 80 por ciento.

La peor evaluación al gobierno actual es en materia de seguridad, donde la mayoría de los encuestados (60%) aseguran sentirse más inseguros hoy que hace dos años. Incluso, un promedio del 70% de los encuestados señala que la inseguridad está igual o peor, que hace dos años.

Con indicadores tan negativos, es de considerar que el hecho de pensar en una reelección es una decisión que se debería de pensar más de una docena de veces. Bastaría sólo con analizar el rango de negativos de la actual alcaldesa, que rondan entre el 65 al 70 por ciento, para considerar el riesgo de salir nuevamente a dar la cara y pedir una segunda oportunidad a los naucalpenses.

Si a lo anterior, aunamos que para 2021 los candidatos de morena a las presidencias municipales no tendrán la inercia a favor de López Obrador, el escenario se presenta más desfavorable. Dado que no estará presente en la boleta y, al contrario, ahora presenta un desgaste en el ejercicio del gobierno.
Recordemos que, de por sí, la elección de 2018 (a la presidencia municipal) fue altamente competida y cerrada, pues con todo y la ola a favor de López Obrador, la diferencia entre la candidata de Morena-PT-PES sólo fue de 4 puntos, sobre el candidato del PAN-PRD-MC (40.6% a 36.6%).

Un escenario aun más competitivo se visualiza para 2021. Así lo muestran las encuestas más recientes en Naucalpan, con un PAN empatado en las preferencias electorales con Morena; pero donde la representante del gobierno municipal mantiene un desgaste gradual, incluso, mucho mayor al que viene arrastrando el presidente de la República.

Sin embargo, las esperanzas de la dinastía familiar enquistada en el poder, de la cual es miembro la actual alcaldesa, apuntan a una sola oportunidad: apostarle a la posibilidad de que el PAN se equivoque en la selección de su candidata o candidato a la presidencia municipal.

Indudablemente el PAN, como segunda fuerza política en el municipio, es el que determinará si la alcaldesa de Naucalpan busca la reelección o abandona toda esperanza de continuidad, para abrazar una candidatura salvavidas hacia una diputación local o federal.

El único escenario favorable, para decidir por la reelección, es que la familia gobernante influya en la definición del candidato del PAN, para lograr postular a un candidato endeble, manipulable e improvisado. Para ello, se cuenta con todo el aparato del gobierno municipal y sólo es de afianzar las alianzas o acuerdos necesarios, con aquellos actores con intereses afines dentro del partido, para manipular el proceso de elección y así lograr postular a un candidato títere, buscando el sacrificio de la campaña panista.

Las campañas electorales de 2021 no serán como las conocimos antes. En el próximo año se impondrán muchos obstáculos a los partidos de oposición: la gran polarización política alimentada desde Palacio Nacional; el aparato y los programas clientelares del gobierno federal y municipal, a todo vapor; y la prolongación de la contingencia sanitaria y, con ella, nuevos protocolos de distanciamiento social en campañas (sin mítines, sin eventos masivos, etc.).

Para el PAN, como para todos los partidos políticos, no deberá haber margen de error en la elección de sus candidatos, rumbo a unas elecciones que serán de vida o muerte y que se definen ya como la madre de todas las campañas. En el caso de Naucalpan, se disputan dos distritos federales y tres locales, además de la presidencia municipal, que es la candidatura que apuntala y jala a todas las demás.

La definición de los candidatos de Acción nacional en Naucalpan es crucial, pues los resultados electorales del próximo año dependerán, en mayor grado, de los aciertos y desaciertos de los partidos, en la selección de sus candidatos. En un previsible escenario tan competitivo, no habrá espacio para construir desde cero, ni para la experimentación, ni la improvisación. Los partidos requerirán de sus mejores cuadros de mujeres y hombres, los mejor posicionados, los más competitivos, con los mejores atributos y con la mayor intención del voto.

Sin duda, para cerrar toda posibilidad de abrir un paso franco a la reelección de la alcaldesa morenista, en Naucalpan, las dirigencias de Acción Nacional deberán ser congruentes y consistentes, en su misión de ganar todos los espacios posibles disputados en 2021 y, con ello, contener a Morena y a la 4T. Debiendo actuar apegados a la narrativa construida: “Hacer el mejor esfuerzo para postular como candidatos a las mejores mujeres y hombres, los mejor posicionados y los más competitivos, los que puedan ganar las elecciones, sean o no sean del PAN.”