Por Alfredo Oropeza

Reza el dicho popular que “desde que se inventaron los pretextos se acabaron los p…”. Y así ha sido durante toda la gestión de López Obrador, cabeza de un gobierno prolífico en excusas, justificaciones y culpas, que son el padre nuestro de cada día de este régimen plagado de fanáticos, incompetentes, aduladores y mediocres.

Error tras error, capricho tras capricho, ocurrencia tras ocurrencia, toda decisión fracasada surgida desde el imaginario de fantasías mentales de López, han conducido al país al borde de inestabilidad política, económica, sanitaria y social. Cuya única explicación se recurre al recetario del presidente, de echar la cupa al pasado, a los medios de comunicación, a los conservadores, a la clase media y fifí, a los expresidentes y al INE, el chivo expiatorio de esta semana.

Este gobierno de 4Ta ha sido más productivo en pretextos que de logros. En nada se ha avanzado, sino todo lo contrario, todo ha empeorado. Pero para todo revés, toda exhibición pública o escándalo, toda tragedia humana y todo despilfarro de recursos, existe un pretexto ideal en el Manual de Echarle la Culpa a Otros de López Obrador.

Así, llegamos a la consulta del 1ro de agosto, ideada, sembrada y regada por el presidente López, con el fin de generar un distractor a los fracasos de la gestión de su gobierno y como promotor del voto a su partido Morena, en el presente año electoral, aunque desfasado en fechas.

Una consulta, producto de una ocurrencia y capricho más del lunático que reside en el Palacio Nacional; la cual, sólo significó el despilfarro de poco más de 528 millones de pesos y que solo motivó una pírrica participación ciudadana del 7.11% del listado nominal de electores.

De los 93.7 millones de electores registrados en el listado nominal, sólo participaron 6.6 millones de ciudadanos. Lejos quedaron los 30.1 millones de votos que llevaron a López a la presidencia del país, en 2018; o los recientes 16 millones de votos en favor de Morena, del pasado 6 de junio. Mal parado queda López Obrador en respaldo popular tangible, rumbo a la revocación de mandato agendada para el 6 de marzo de 2022.

Pero si es por pretextos, estos abundan y se desbordan en la 4T. Y fieles al “Manual de Culpas, Pretextos y Justificaciones”, de López Obrador, el culpable en turno es: el INE.

Aunque López y Morena se congratularon por el abrumador “Sí” en la consulta popular, no repararon en acusar al INE de sabotaje; ya que, debido a la baja participación ciudadana, no se alcanzó el 40% de participación mínima requerida, para hacer el resultado vinculatorio para su validez.

Ahora, tras el fracaso del engendro de consulta de López obrador y tras enjuagarse las culpas con el INE, el presidente señala que es posible que las autoridades correspondientes realicen juicios en contra de exfuncionarios y expresidentes, pese a que el resultado de la consulta popular del domingo no fue vinculatorio.

Entonces, ¿por qué la necedad y capricho de forzar una consulta desde la presidencia de la república?
“Yo creo que esto no descarta la posibilidad de que haya juicios. La autoridad tiene en todo momento el derecho de actuar cuando se trata de asuntos judiciales siempre y cuando haya pruebas y elementos, esto queda abierto. La consulta más que nada era para iniciar procesos siempre y cuando se lograra que fuese con una participación del 40 por ciento” -López Obrador.

Lo rescatable, es que al final de tanto desgaste y gasto, López aprendió lo que tantas voces venían diciendo desde el principio: La ley no se consulta, se aplica.