Por: Alfredo Oropeza

No solo la inseguridad es el único fenómeno que ha marcado al actual gobierno municipal morenista de Naucalpan; también la basura producida en el municipio y su tratamiento ha sido un problema creciente y no resuelto por la actual administración.

A principio del año, varias localidades del municipio percibieron la acumulación de basura en sus domicilios y calles, debido a la suspensión de la recolección provocada por la clausura del relleno sanitario metropolitano de Tepatlaxco, por parte de la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (Propaem), quien clausuró con sellos el acceso principal por el incumplimiento de la Norma Oficial Mexicana NOM-083-Semarnat-2003.

Para entonces, el relleno sanitario metropolitano de Tepatlaxco se había convertido en un tiradero a cielo abierto, donde se acumulaban miles de toneladas de basura provenientes, no sólo de Naucalpan, sino también de Atizapán, Tlalnepantla y la Ciudad de México, así como de empresas privadas. Dado a que la autoridad municipal autorizó la entrada de basura de municipios y alcaldías vecinas con fines recaudatorios, lo que propició la expansión de la montaña de desperdicios y la generación lixiviados, que contaminaban el subsuelo y los ríos de la zona de Rincón Verde.

Ante la creciente pestilencia y emisión de jugos tóxicos del tiradero, vecinos de Rincón Verde y Tepatlaxco denunciaron la generación de lixiviados, fauna nociva, olores fétidos y contaminación atmosférica, lo que propició la inspección y la consecuente clausura del lugar.

Con el cierre del relleno sanitario, se detonó la operación de una centena de tiraderos clandestinos, los cuales permiten el tiro de basura y cascajo en barrancas y cañadas, tapando árboles y las riveras de los ríos, de las zonas boscosas y ejidales del municipio.
La clausura, también provocó un desfase en la recolección de basura y el traslado de los desperdicios, por parte del gobierno municipal, el cual tuvo que recurrir a trasladar sus camiones recolectores de basura hasta el relleno sanitario de Cuautitlán Izcalli, operado por la empresa Tersa del Golfo.

Ante el riesgo de acumulación y el desface en la recolección de basura, el gobierno municipal morenista ha buscado hacer malabares con el problema, tolerando tiraderos clandestinos y operando un tiradero a cielo abierto a unos cuantos kilómetros del relleno sanitario; mientras, la empresa Tersa vio la oportunidad de expandir el negocio y ampliar su capacidad de operación, proyectando abrir un nuevo relleno sanitario dentro del propio municipio de Naucalpan.

Así, la empresa que maneja el confinamiento metropolitano en Cuautitlán Izcalli y que comenzó a recibir la basura de Naucalpan, busca brindar este servicio en el territorio de su nuevo cliente, por lo que ha considerado la construcción de un nuevo relleno sanitario en algún paraje cercano al viejo relleno (hoy clausurado), encontrando el lugar propicio en la barranca de El Murciélago.

La Barranca El Murciélago es un nido ecológico que ha sobrevivido pese a la invasión urbana en la cuenca de San Mateo, es un paraje natural aun intacto ubicado entre las comunidades de El Cristo, Praderas de San Mateo, Rincón Verde y Las Aguilillas.
Este ecosistema es una extensión territorial de zona verde de temporal y de recarga natural de acuíferos. En la Barranca de El Murciélago, aún se pueden encontrar especies silvestres como halcones, cacomixtle, tlacuache, conejo, murciélago, viznaga, y otras más.

Pese a la importancia medio ambiental de esta reserva natural, de manera incomprensible e irresponsable, el gobierno municipal morenista ha tenido una actitud consecuente al proyecto de la empresa Tersa, con el fin de solucionar el descontrolado problema de la basura y donde tirarla.

Desde el mes de marzo, vecinos de la cenca de San Mateo se percataron del proyecto del nuevo relleno sanitario de la empresa Tersa, en la barranca de El Murciélago, por lo que se manifestaron en contra este: “¡No a un nuevo relleno sanitario o basurero!”, “¡fuera Grupo tersa!”, externaban con cartulinas y lonas colocadas en las fachadas de sus domicilios.

Pese al rechazo, el pasado 10 de septiembre, vecinos de las comunidades aledañas se percataron del ingreso de maquinaria pesada y el inicio de las obras de construcción del relleno sanitario dentro de la Barranca, por parte de la empresa Tersa, por lo que se movilizaron para manifestarse e impedir la operación de los trabajos.

Gracias al activismo oportuno de la comunidad, se logró parar el inicio de las obras y que se retirara la maquinaria del sitio. Hoy, los vecinos se manifiestan en contra del proyecto con carteles colocados en las puertas y ventanas de sus casas, en las colonias de Praderas de San Mateo, Rincón Verde y San Mateo Nopala, entre otras comunidades, exigiendo a las autoridades y a los ejidatarios cuidar el último reducto ecológico de la zona.