Por Alfredo Oropeza

Están por cumplirse seis meses del cierre del centro de Naucalpan a la circulación de vehículos, tras la declaración de la Fase 3 del Programa de Prevención de Contagios del Covid-19; en el cual, se prohibió el acceso vehicular y la instalación de puestos ambulantes en las vialidades de 16 de Septiembre, Morelos, Juárez, Abasolo, Zaragoza, Estacas, Universidad y Vía Gustavo Baz.

Con dicha acción, la autoridad municipal se aventó la ocurrencia de levantar calles y demoler guarniciones y banquetas, además, del derrumbe del Parque Revolución, sin contar con un proyecto previo de obra, ni presupuesto aprobado para la ejecución de las obras y, mucho menos, un plan de amortiguamiento del impacto económico y social, que ha significado el estrangulamiento de las actividades comerciales y el tránsito de peatones, en un radio de un kilómetro a la redonda.

El Centro de Naucalpan hoy parece un pueblo fantasma, con calles de terracería, banquetas sin concluir, escombros en la vía pública, comercios al punto de cerrar y locales abandonados, tras la quiebra de quienes ya ni podían pagar la renta.

La insensibilidad de la autoridad se refleja, ante la falta de empatía e incomprensión de la asfixia que están provocando a los comercios formales y a los locatarios del Mercado Municipal; tras su errónea decisión de mantener cerrados los accesos a la cabecera municipal y las torpes acciones para arreglar el tiradero que ocasionaron.

La presidenta municipal debería darse la oportunidad de bajar de su pedestal y recorrer las calles afectadas, para darse un baño de sensibilidad y conocer la realidad, de lo que su gobierno está ocasionando a aquellos dueños de negocios formales, que cada año pagan oportunamente sus impuestos y derechos, además de generar empleos; así como de escuchar, tanto a arrendadores, arrendatarios y vecinos de San Bartolo Naucalpan.

A esta altura del año, el daño ya es fatal y, en muchos casos, es irreversible para comerciantes y restauranteros, muchos de ellos con negocios de gran tradición, que después de 30 o 40 años de historia, ya no pueden sostener las perdidas económicas que les provoca la necedad, sino ineptitud, de la autoridad.

Ni las obras avanzan, por la torpeza de hacerlas a la “viva México”, sin fondos suficientes; y ni las vialidades se abren, para darle un respiro a los negocios locales. Mejor, los comerciantes ambulantes tuvieron la “atención” del gobierno municipal, para reinstalarse en las calles sin concluir.

Por lo anterior, es de convocar a los propietarios de los inmuebles, comercios y restaurantes, a los locatarios del Mercado y a los vecinos de la zona, afectados por el cierre y estrangulamiento de la Cabecera Municipal de Naucalpan, a emprender las acciones necesarias, para lograr la debida compensación económica, por las pérdidas derivadas de la indolencia del Gobierno Municipal.

Lo anterior, para amortiguar la carga fiscal de las unidades económicas e inmuebles, de aquellos damnificados por el cierre de las vialidades y por las mermas económicas, ocasionados por la acción o inacción de la autoridad.

Para satisfacer la demanda de los afectados, el Gobierno Municipal deberá:

1. Dar apertura inmediata al libre tránsito vehicular, de las vialidades que no se encuentren afectadas por la impericia de la autoridad municipal (por el nulo avance de obras), tales como la Vía Gustavo Baz, Morelos, Juárez, Abasolo y Zaragoza;

2. Dar celeridad a las obras por concluir, en las avenidas Universidad, Estacas y 16 de Septiembre, para su pronta reapertura;

3. Condonar el pago de los impuestos predial, uso de suelo y licencias de funcionamiento y demás derechos, del año fiscal 2020, a todos los propietarios de los inmuebles y unidades económicas afectados, reconociéndolos como parte de la población damnificada por las obras y acciones del gobierno municipal;

4. Exentar del pago de los impuestos predial, uso de suelo y licencias de funcionamiento y demás derechos, correspondientes al año fiscal 2021, a todos los propietarios de los inmuebles y unidades económicas afectados, reconociéndolos como parte de la población damnificada por las obras y acciones del gobierno municipal; y

5. Que las obras aprobadas por cabildo, propuestas para la cabecera municipal, como son: la construcción de un paso deprimido en Avenida Universidad y la construcción de un puente vehicular en el cruce de 16 de Septiembre y Gustavo Baz, sean suprimidas. Por la obviedad de no ocasionar mayores afectaciones a la movilidad y a la economía local, en la zona.

6. El anterior pliego petitorio, es lo mínimo razonable a que debe comprometerse el Gobierno Municipal, tras el desastroso resultado de sus acciones, entorno al cierre del tránsito vehicular en San Bartolo Naucalpan y el estrangulamiento a la economía local, tras las afectaciones ocasionadas por la ocurrente improvisación de obras.